Estos días atrás que pasé encerrado en mi habitación estudiando Termo me hicieron recordar un curioso ejercicio que hicimos a principios de curso, cuando estaba más preocupado de huir de las escasas lluvias que de cuando en cuando se dejaban caer por la ciudad que por huir del (escaso) calor de aquel verano. Por aquel entonces, fuera de lo conceptual, el ejercicio no me sirvió de mucho, pero ahora que el calor vuelve a apretar puede ser útil a más de uno:
No cerréis la habitación cuando pongáis el ventilador.
Lógicamente, menos aún lo hagáis si hay algo por ahí generando calor en el interior, como un ordenador, una videoconsola o algo así.
La explicación de todo esto es sencilla y se basa en el primer principio de la termodinámica, que viene a ser, de forma sencilla y simplificada, algo así: Variación de temperatura = Calor - Trabajo. Lógicamente, si tenemos la ventana cerrada, la cortina bajada y todas las puertas cerradas la cantidad de calor que pueda entrar o salir de la habitación es pequeña. Y como el ventilador está funcionando dentro de la habitación éste se considera negativo, de modo que la variación de temperatura resulta positiva.
En conclusión: queriendo refrescarnos, ¡lo que hacemos es calentar aún más nuestro cuarto!
Claro que también hay que tener en cuenta cosas como la sensación de "fresquito" que produce el aire en movimiento, que sin duda contrarresta ese aumento de temperatura. Y que, además, también hay que evaluar si sería más conveniente abrir la ventana o simplemente la puerta de la habitación, según el calor de la calle que os pueda entrar a la casa.
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2 comentarios:
Para abrir la ventana hay que tener en cuenta el factor "mosquitos". En mi caso, por este mismo hecho, no es una opción.
Felices vacaciones, Ornitorrinco!
Si contrapeas las ventanas y no las dejas abiertas mucho no tendrían por qué entrarte tanto mosquito. Y también se puede optar por bajar bastante la persiana.
Feliz verano, Mital.
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