No sé si alguno leyó la trilogía "Memorias de Idhún", de Laura Gallego. En dicho libro aparecen unos seres llamados "sheks" que se asemejan a grandes serpientes con alas y que son enemigos naturales de los dragones. Una rápida pregunta es: ¿de dónde surgió la inspiración que dio vida a tales criaturas? Pues según una entrevista a la autora que me citaron en su día, L.G. dijo que los había sacado de unas criaturas pertenecientes a la mitología asturiana. A partir de ahí es fácil rebuscar un poco por internet y encontrar, sin demasiados problemas, el mito del Cuélebre, que como véis en la imagen se asemeja mucho a lo que pudiera ser un shek.
El cuélebre es una serpiente de gran tamaño, con cabeza y alas de dragón y cuerpo de color verde y rojo. Sus escamas son durísimas y sólo se le puede dar muerte hiriéndole en la garganta o haciéndole tragar algo que no pueda digerir. Habita en la espesura de los bosques, en los torreones de los castillos en ruina y en las fuentes de gran cavidad subterránea. Su misión es la de custodiar fabulosos tesoros y personajes encantados. En la mañana mágica de San Juan el Cuélebre se aletarga, o pierde su poder, y es cuando pueden ser rescatadas sus prisioneras (Ayalgas o Atalayas), con sus fantásticos tesoros.
El cuélebre tiene lengua bífida y un cuerpo lleno de escamas. Habita en las cuevas y a él se le encomienda la tarea de guardar los mundos subterráneos donde habitan las razas ocultas a los ojos de los hombres. Estos accesos están, generalmente, ocultos, pero hay casos en que las razas de los pueblos subterráneos buscan jóvenes humanas para convertirlas en su gente y estas hacen compañía al cuélebre en su reposo guardián dentro de las grutas. Ellas, con sus dulces cánticos lastímeros atraen a los pastores y viajeros que pasan por sus cercanías. No se entiende muy bien este proceder. Quizá en tiempos más lejanos buscaban contactar con los seres humanos, o tal vez, estas caprichosas gentes tenían otros motivos que no podemos conocer en la actualidad.
Los valientes que deseaban los tesoros ocultos en el interior de las cavernas debían matar primero al cuélebre que moraba en su interior. Muchas veces eran ayudados por las jóvenes, pero otras veces debían enfrentarse solos a semejante prueba. Los aventureros entraban en el interior de la cueva y el cuélebre detectaba su presencia en la oscuridad: nada puede evitar que la temible bestia despierte de su letargo secular. La sola visión del animal hace palidecer, y muchos son los que al quedar paralizados por el terror son devorados por la bestia infernal. Otros, de ánimo más templado, intentan clavar su espada en la lengua del cuélebre, única manera de acabar con su maléfico poder, para luego matarle de alguna de las formas anteriormente mencionadas.
Es origen indoeuropeo (recuérdense las leyendas mitologicas de Jasón y el vellocino de oro, las de los dragones de Germania o la cristrianizada leyenda del combate de San Jorge con el dragón) y uno de los mayores misterios de la región asturiana. Aunque muchos dirán que se trata de una vision deformada de los dragones medievales, el mito es mucho mas antiguo y tiene sus orígenes en las desaparecidas creencias del pueblo celta que habitaba por aquellos tiempos en esas tierras. La serpiente siempre ha sido el animal mítico por excelencia, guardián de los tesoros más preciados por el hombre, que son el saber y la tradición esotérica de su cultura. Nada tiene que ver con los "tesoros" de oro y joyas que vienen recogidos en las tradiciones orales asturianas.
Fuente: http://www.el-caminoreal.com ; http://www.asturiasweb.com
domingo, 25 de mayo de 2008
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