sábado, 23 de mayo de 2009

La caída del péndulo

Dedicada a Alberto y a Jorge, porque uno nunca sabe de dónde surgirá la inspiración.

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El tiempo avanzaba lento e implacable, sesgándolo todo a su paso. Cual danza de un reloj, el filo del péndulo se alzó en un… tic…, para luego caer en un arco mortal hasta el… tac... Y debajo del péndulo, preso sobre una mesa, estaba él… tic... Lo siguió con los ojos con la indiferencia de quien mira algo que sabe inevitable… tac... Lentamente, casi sin saberlo, había dejado que su cuerpo se acomodara a la muerte… tic… Al fin y al cabo, el impasible péndulo seguiría descendiendo hasta alcanzarle… tac… Todo cuanto podía hacer resultaría en vano; era mejor aceptarlo… tic… Pero una idea empezó a removerse en su mente: vivir; debía volver a vivir… tac…

¿Es que no había nada que él pudiera hacer? Tic, tac. Sin duda debía haber algo, siempre había una oportunidad. Tic, tac. Debía buscarla costara lo que costara. Tic, tac. Luchó contra las cuerdas: apenas consiguió mover una mano. Tic, tac. Aún así, esbozó una tímida sonrisa: era un primer paso. Tic, tac. Pero la hoja se le acercaba; cada vez le quedaba menos tiempo para actuar. Tic, tac. Tragó saliva, respiró profundamente y contempló un nuevo ciclo del péndulo. Tic, tac. No podía dejarse morir. Tic, tac.

Se valió de una mano libre para buscar algo, cualquier cosa. Tic, tac. Tic, tac. No encontró nada. Tic, tac. Tic, tac. Hasta que ya a la desesperada se cortó con un cuchillo olvidado. Tic, tac. Tic, tac. La mente se le centró, los pulmones se cargaron de aire fresco y el corazón regó cada parte de su cuerpo con brío inusitado. Tic, tac. Tic, tac. Vivir… quería vivir. Tic, tac. Tic, tac.

Tomó con fuerza el cuchillo y comenzó a rasgar sus ataduras. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Poco a poco cada fibra cedía y liberaba un fragmento más de su ser. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Pero ya sentía el aliento del péndulo sobre su rostro. Tic, tac. Tic, tac. Tic,tac. Entonces la última de sus captoras cayó derrotada. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Y rodó ya libre a un lado. Tic,tac. Tic, tac. Tic, tac. ¡Brommm! La muerte había muerto.

Inspiró con calma tratando inútilmente de parar su desembocado corazón. Había decidido vivir y pasara lo que pasara, estaba contento por ello.

- ¿Quedamos para tomar un café esta tarde?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque no es de lo mejor que haya escrito, no puedo ocultar mi alegría de haber vuelto a escribir. Y también de publicar algo por aquí.

Nos vemos.